Entre chamanes y robots

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Fuente: Reforma

 

Desde hace ya más de una década, el antropólogo y sociólogo Roger Bartra ha buscado destrabar un conflicto intelectual que, a su juicio, tiene estancada la forma en la que entendemos uno de los fenómenos más inherentemente humanos: la conciencia.

 

En una esquina está la gran mayoría de los neurocientíficos, quienes entienden a la conciencia como algo que sucede, exclusivamente, dentro de los límites del cráneo; en la otra, están las humanidades, que se han dedicado a estudiar las manifestaciones de la conciencia, pero sin mirar sus causas biológicas.

 

Con la aparición en 2019 del libro 'Chamanes y robots' (Anagrama), Bartra persiste en su intención de tender un puente entre ambos terrenos del saber humanos.

 

"No se ha logrado la posibilidad de unificar a los dos ámbitos", explica en entrevista. "Mi propuesta en Antropología del cerebro (FCE, 2006) y en este libro 'Chamanes y robots' es justamente avanzar en una teoría que unifique las dos dimensiones: la dimensión cultural y la dimensión biológica".

 

Esta veta reciente en la producción intelectual de Bartra (Ciudad de México, 1942) que ha sido bien recibida por su originalidad, tiene en su centro la teorización sobre un concepto que ha nombrado "exocerebro".

 

Con ello, el académico explica que la conciencia es algo que, ciertamente, tiene su origen en las redes neuronales del cuerpo, pero que no puede existir sin los rituales y símbolos de carácter cultural que continúan "afuera" del cerebro, como el lenguaje y el arte.

 

En 'Chamanes y robots', Bartra examina ampliamente el conocido efecto placebo, desde sus orígenes rituales en las prácticas chamánicas, y lo establece como una prueba de la existencia del exocerebro y, además, como un aspecto importante a considerar si es que se quiere dotar, algún día, a las máquinas de conciencia.

 

"El primer tema que trato en este libro es el placebo; éste es un tema que prácticamente no menciono en Antropología del cerebro, que se me quedó en el tintero, pero que yo reconocí como muy importante, como una prueba clara y precisa de que, efectivamente, los circuitos culturales, las estructuras culturales influyen en los temas neuronales", explica.

 

Aquí, de nuevo, Bartra se sitúa ante un efecto que, si bien ha sido estudiado y existe consenso sobre su existencia, produce todavía escozor en los círculos médicos.

 

"Genera incomodidad por el hecho de que se trata de un efecto comprobable científicamente basado en una "mentira"; es decir, en un simulacro, en un ritual y en la administración de medicamentos que son completamente inocuos, químicamente hablando, pero que sí tienen efectos en los circuitos neuronales", detalla.

 

Si un placebo, ya sea administrado en un ritual chamánico o en un procedimiento médico, puede causar cierto alivio en un paciente -sin desestimar que la curación total solo se logra con medicamentos-, entonces es claro que los estímulos culturales del exterior pueden afectar biológicamente al cuerpo humano.

 

"El estudio del efecto placebo demuestra que los rituales culturales y simbólicos son parte de la conciencia y están estrechamente ligados al cerebro", abunda Bartra.

 

El libro, que su autor describe como una "aventura por terrenos escabrosos pero intelectualmente estimulantes", emprende una reflexión histórica, sociológica y antropológica sobre el efecto placebo, y se detiene a comentar los más recientes avances de las neurociencias en el conocimiento del cerebro.

 

Los robots del título, a los que Bartra dedica la última parte del libro, entran en la discusión cuando se plantea que, si la conciencia es un fenómeno híbrido entre lo neuronal y lo cultural, cualquier intento imbuírsela a las máquinas debería tomarlo en cuenta.

 

"Se desprende, de manera muy natural, la idea de que, si se quiere, como se han propuesto los ingenieros, que haya robots o máquinas conscientes, estas máquinas van a tener que funcionar con el equivalente a lo que llamé un exocerebro", agrega Bartra.

 

Lejos, todavía, de que esto pueda suceder a plenitud, el autor observa cómo, poco a poco, los neurocientíficos comienzan a indagar en otros ámbitos del saber para entender la conciencia humana.

 

"Hay bastante resistencia, pero yo creo que, aunque será lento, poco a poco van a irse rindiendo a la evidencia de que es necesario acudir a las ciencias humanas", espera.

 

En lo que ello ocurre, no obstante, el puente entre los chamanes y los robots, tan inverosímil como podía resultar, ya ha sido tendido por un académico mexicano.

 

Lee aquí el primer capítulo de esta obra de Roger Bartra: https://issuu.com/editorialocanodemxicosadecv/docs/19845c?mode=embed&layout=http://skin.issuu.com/v/color/layout.xml&backgroundColor=000000&showFlipBtn=true